LA VIDA EN PUNTOS SUSPENSIVOS…

A todos los que no llegaron a la vida, los llevo en mi corazón…

La imagen llega sorpresivamente: estoy en el vientre de mi mamá, y de repente todo empieza a girar, me siento en un torbellino, y cuando para, llega la sensación de soledad…una tristeza profunda se queda flotando en la mente, un inmenso espacio vacío se extiende ante mí… es como un sueño, pero a la larga es real. Soy gemela solitaria.

La vida y la muerte en un mismo lugar

Una extraña sensibilidad se apoderaba de mí el día del cumpleaños. Desde pequeña, tengo recuerdos de sentir una profunda tristeza, algo que no me permitía ser totalmente feliz ese día a pesar de las manifestaciones de afecto, la celebración o las actividades especiales con la familia. Con el tiempo aprendí a manejarlo, aunque no encontraba explicación lógica a que de repente mis ojos se llenaran de lágrimas o me sintiera frustrada porque esperaba “algo” que nunca llegaba.

Según estudios recientes hasta el 12% de todos los embarazos concebidos naturalmente pueden comenzar como embarazos gemelares (2) y puede suceder que en los tres primeros meses uno de los embriones desaparezca, se pierda o reabsorba, generando lo que se ha llamado “el fenómeno del gemelo evanescente o desaparecido”.

 “El cuerpo de la mujer está hecho para un embarazo singular, y en el 90% de los casos la naturaleza sacrifica uno o más embriones para que un bebé pueda nacer”. 
Peter Bourquin & Carmen Cortés(1)

La década del 70 hizo que los científicos empezaran a darse cuenta de la cantidad de embarazos que empezaban múltiples, con la llegada de las Ecografías, al percibir dos corazones latiendo que en determinado momento se convertían en sólo uno, sin dejar en la mayoría de los casos, rastros de su leve paso por la vida. En ocasiones se pueden detectar muestras de tejido en la placenta, o en el cuerpo de la persona que sobrevive, en forma de teratomas o quistes que contienen un material genético diferente al del sobreviviente, por lo cual existe una prueba genética que confirmaría el fenómeno. (2)

La pregunta que se hacen muchos investigadores no necesariamente tiene que ver con lo biológico: ¿es posible que desaparezca totalmente un hermano gemelo sin dejar rastro en la psiquis del individuo?

Para los investigadores Carmen Cortés y Peter Bourquin (1) la respuesta es: no, no es posible que la vida comience con alguien más y desaparezca sin que quede una huella detectable en alguna parte de nuestro ser, aunque haya sido en una etapa muy temprana del embarazo. Las huellas emocionales quedan grabadas en nuestro inconsciente.

Para mí, escuchar, leer y conocer de primera mano este tema, fue como una revelación, como una pieza clave en el rompecabezas de mi vida, y sin duda, algo que la cambió para siempre de una manera muy positiva.

En medio del duelo por mi separación, una amiga me sugiere hacer una Constelación familiar donde se evidencia la presencia de un gemelo que no nació. Sentí como si una parte de mí se completara finalmente, y a partir de ahí empecé un camino de autoconocimiento que me llevó a descubrimientos increíbles, como el hecho de que yo no era la única de mis hermanos que había empezado la vida con alguien más y que en el vientre de mi mamá éramos tres bebés pero sólo nací yo.

Mi experiencia ya no solamente proviene del hecho de ser gemela solitaria y cómo se expresó en mi vida, sino también del trabajo realizado durante los últimos 7 años como consteladora familiar acompañando a otras personas que son gemelas.

“Me concibo acompañada de alguien invisible, de niña a pesar de tener 6 hermanos contemporáneos jugaba y dramatizaba historias en solitario y a escondidas y yo representaba a mas de 1 personaje. Ahora reconozco que  siempre me ha hecho falta alguien, que no es nadie de los presentes, y mi refugio seguro es mi soledad,  siempre he comprado para 2 o más de lo mismo y hago varias cosas al mismo tiempo, siento que la vida no me alcanza, y me cuesta relacionarme con personas que imponen normas establecidas – a veces absurdas-  siento que me ahogan mi camino de buscar a alguien más, que nadie sabe quien es. Siento que después de la Constelación me he vuelto más sensible, reconozco más mi mirada interior, me valoro más y sé que aunque vaya por un mundo abrupto y frío interiormente tengo una compañía que está de verdad conmigo, siento que en las circunstancias dificiles de la vida hay una fuerza interior adicional a mí que me acompaña y que de alguna manera me protege”
Ligia Díaz Landinez 

¿Cómo se manifiesta la presencia de una gemela o gemelo?

💠 Sensación de vacío, añoranza de algo perdido, sin razón aparente.

💠 Sentimiento de soledad que se suaviza o acentúa dependiendo de la relación con la mamá en los primeros años de vida, de otros acontecimientos que recuerden el “abandono”.

💠 Una tristeza de base en la personalidad, que puede ser del tipo melancolía o llegar a manifestarse como depresión, matizada por las circunstancias de la vida pero que nunca desaparece del todo.

💠 Sentimiento de culpa, aunque no sea claro el por qué, que se puede manifestar por sentirse responsable de las personas alrededor.

💠 Sentirse diferente, raro, que cuesta trabajo encajar en los grupos de personas.

💠 Pensar que la vida requiere “esfuerzos dobles o triples”, expresado por ejemplo en tener dos profesiones, dos empleos.

💠 Tener pensamientos constantes de que algo malo va a suceder

💠 Los gemelos solitarios necesitamos un espacio propio, una “pequeña cueva” a la que acudir de vez en cuando para refugiarnos del mundo y sentirnos seguros.

💠 Cuando somos niños, podemos sentir apego por un muñeco, una mantita, o incluso tener amigos imaginarios: son los sustitutos de nuestro gemelo o gemela que nos hacen sentir momentáneamente, completos y seguros.

💠 Puede haber dificultades para dormir, especialmente en la infancia pero que se reactivan en determinados momentos de la vida que nos recuerdan la pérdida de nuestra gemela o gemelo.

Una característica importante, es la fantasía, el sueño de encontrar a la gemela o gemelo, expresado en relaciones de amistad o de pareja. Idealizar a una persona, es como “ponerle” un disfraz para que se parezca a esa persona que deseamos encontrar, o ponernos unas gafas que la convierten en nuestra gemela o gemelo. Cuando las gafas desaparecen, cuando se revela la persona real, volvemos a experimentar la pérdida original, la susencia, el abandono, como esa primera herida que no sabíamos que teníamos.

Las situaciones donde se expresa “lo doble” también son parte de cada día: comprar ropa casi igual, de diferente color, encontrar que tenemos objetos dobles en nuestra casa o llegar a tener dos profesiones, dos trabajos, hasta dos familias simultáneas, son algunas de las expresiones que puede dejar el hecho de ser gemela o gemelo.

En mi experiencia, cada persona vive la circunstancia de manera diferente, algunas lo hemos vivido desde la ausencia, la tristeza, la soledad, otras desde la motivación para vivir muchas experiencias impulsados por esa búsqueda exterior de algo que realmente es interior.

Sin embargo, es una soledad que nunca se puede llenar, no con muñecos, sustancias ni tampoco con personas. Ló unico que nos completa es la consciencia de saber lo que nos falta, y eso fue una hermana o hermano que no llegó a la vida y cuya ausencia es una marca de nacimiento en nuestra vida.

La relación que se establece con una gemela o gemelo, es la relación más importante de la vida, más que con nuestra mamá (1 ). En mi experiencia, cuando existe una gemela o gemelo evanescente es como si en medio de la relación madre/hija/hijo existiera un vacío, un duelo sin resolver, una distancia que no sabemos cómo llenar, complicando el desarrollo del vínculo materno y planteando retos interiores que nos lleven a movernos por terrenos que tal vez nos cuesten trabajo. En el “camino hacia mamá”(3), tendremos que pasar por la gestión de diferentes emociones, algunas que pertenecen a nuestra niña o niño interior y tal vez muchas que ni sabemos a quién pertenecen. Cabe anotar, que la situación se matiza por el hecho de que nuestros padres también pueden haber sido gemelos sin saberlo, generando proyecciones y emociones que nos llegan a nosotros creando ese mundo de fantasía y de frustración que corresponde al mundo de los gemelos.

La culpa del sobreviviente

Estar compartiendo el inicio de la vida con otro ser y experimentar su muerte o desaparición, es un suceso traumático que puede dejar consecuencias emocionales. Dependiendo de las circunstancias en las cuales sucede y de la manera como lo experimentemos, quedan grabadas en nuestro interior memorias diferentes. Algunas personas pueden tener la idea de no sentirse merecedores de la vida, de cosas buenas o de la felicidad, bajo la premisa de “por qué yo viví y tú no”, generando la «culpa del sobreviviente» descrita como parte del estrés post-traumático.

En mi caso, pareciera que la “desaparición” de mi gemelo quedó guardada como una herida de abandono, expresada en el pensamiento “si te dejo de mirar, desapareces”, y en la necesidad de estar “pendiente” de todas las personas a mi alrededor. 

También he observado ideas de desvalorización, sentirse menos o incompletos, como si la falta de la gemela o gemelo nos dejara un hueco interior que nada ni nadie puede llenar, y que nos impulsa a buscar en el exterior algo que nos ayude a sentir aunque sea momentáneamente, que estamos completos.

Los puntos suspensivos

Ser gemelo solitario se asemeja a los puntos suspensivos al final de una frase, es como si la vida no pudiera completarse porque hubo algo, que no sabemos qué es, que no nos permite poner punto final, que estamos esperando que llegue de un momento a otro. Esto se puede representar en nuestra vida como situaciones inconclusas, relaciones que quedan en suspenso, asuntos que no podemos resolver, proyectos que no se concretan, estudios que no se pueden completar: es la expresión de esa vida que no llego a término y que buscamos recordar de manera inconsciente.

La vida “en suspenso” es una vida que no se mueve, que se mantiene en “un limbo” entre el vacío y la presencia, entre ese espacio de muerte donde se encuentra nuestra gemela o gemelo, y la vida donde estamos nosotros. Es como tener un pie en cada mundo, lo que nos impide caminar, porque en realidad estamos en un duelo sin resolver que nos atrae hacia el espacio de la “no vida” donde habita ese ser que extrañamos.

“Todo comenzó como la idea mas ilógica que mi mente pudo transitar, pero con la que mi corazón de inmediato conectó. 
Luego de mi primera sesión de constelación, se sembró en mi la idea de un “presunto” gemelo, pero fue ya en mi segunda sesión en la que al conectar con él desde mi alma, no paraba de llorar, pero era un llanto de amor, en palabras me queda imposible describir lo que sentí ese día, fue como un mix entre amor incondicional y nostalgia.
De ahí en adelante, cada que conecto con él siento que una parte importante mía sana, que me veo con más compasión y ternura, que entiendo las razones de por qué ese vacío en mí sin explicación, de por qué mi locura por lidiar mis dos fantásticas personalidades con las que me identifico y mi fascinación por compartir con mi hermana menor las cosas en match.
Todo lo que sentí en las tres sesiones de constelaciones que he tenido, tuve la oportunidad de compartirlo con mi mamá, quien falleció hace poco, y con la que identifiqué lo real de esa idea que en principio me pareció la más ilógica.
Identificarte con algo simplemente te llena de paz, y entiendes las razones del por qué de muchas cosas. Cosas simples o cosas complejas , como lo es el hecho de no conectar con nadie en el amor de pareja, ya que entendí mi deseo fallido de siempre querer encontrarlo a él en alguien. 
Sigo en el proceso… apenas empiezo el duelo…”

Andrea Carolina Díaz

Completar la vida

Es extraño hacer un duelo para alguien que no conocimos. Es curioso imaginar cómo sería esa persona, nuestra vida y qué cambiaría. Y como toda fantasía, llega el momento en que necesitamos reconocer que la película terminó, se encendieron las luces y necesitamos volver a nuestra realidad, la de la vida presente. En la fantasía todo es perfecto, en el mundo real somos seres humanos en proceso de construcción interior, con sombras y luces e inmersos en un mar sistémico que nos provee las experiencias necesarias para lograrlo. 

El mayor reto para los que somos gemelos es ése, regresar a la realidad cotidiana y afrontar nuestros miedos, nuestra soledad, nuestras tareas espirituales y mantenernos en el movimiento de la vida mientras nuestra misión lo requiera, regresando como Perséfone del mundo de la muerte para sembrar en el terreno de la vida.

La vida sigue, y nuestra historia aún no tiene final… se escribe y completa todos los días.

Marcela Salazar

BIBLIOGRAFÍA

  1. EL gemelo Solitario, Peter Bourquin y Carmen Cortés, Ed. Desclée De Brouwer
  2. https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-61358362 
  3. El Camino hacia Mamá, Taller de crecimiento personal del ciclo “El Camino de la Transformación” https://www.marcelasalazar.net/?page_id=441

 

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